Oí contar la historia de un nadador, quien queriendo salvar a una persona que perecía ahogada, miro como esta persona trataba de imitar lo que el nadador profesional hacia, pero tanto mas se movía, mas difícil se hacia para el otro el tratar de salvarle la vida, hasta que cansado de la lucha, el nadador dijo al otro: ” O Ud. O Yo, si sigue haciendo esfuerzos por ayudarme, le dejo a su suerte” Así sucede con la salvación, deje que sea Cristo quien haga lo que solo Él sabe hacer.